“Adios pañal”

El control de esfínteres, en un principio no es algo que dependa del deseo del niño o la niña, ni tampoco de un “adiestramiento” llevado a cabo por los adultos. El control es un logro, una conquista que debe realizar el propio niño o niña.

¿Cómo aprendemos a hacer pis?

El control de esfínteres suele ser para los niños, niñas y familiares un periodo de cierta tensión, esta tensión se agudiza para las familias  cuando el pequeño tarda en lograrlo y tiene que soportar exigencias y reproches cuando no responde a las expectativas de la familia.

En la adquisición de este control intervienen varios procesos:

  • Es necesario que se produzca una maduración a nivel fisiológico. Los músculos más importantes que intervienen en el proceso son los esfínteres, normalmente la capacidad en el niño o la niña para poder controlar voluntariamente estos músculos sucede entre los 24 y los 30 meses como promedio. Debemos saber que las diferencias en esto entre los niños y niñas puede ser muy grande.
  • Es necesario que exista un control cortical para que se pueda aprender el necesitar orinar, es decir, para pasar de una función refleja a un control voluntario. Pero para esto…
  • Debe existir un proceso de enseñanza supervisado, que ayude al niño o la niña a discriminar y distinguir las sensaciones que le indican que necesita hacer pis y entender cual es el momento y el lugar adecuado para hacerlo.

¿Cómo sabemos si se ha alcanzado el nivel madurativo necesario?

La mayoría de los niños y niñas consiguen controlar el pis entre los dos y los tres años El control nocturno suele producirse más tarde que el diurno (a partir de los 3 años, algunos llegan incluso hasta los 4 o 5 años).

A los dos años, la mayoría de los pequeños comienzan a prestar atención durante más tiempo en actividades tranquilas, pueden sentarse a escuchar un cuento, jugar o esperar la cena. La capacidad de sentarse y de atender es muy importante para obtener éxito en el uso del orinal. Es en este momento evolutivo cuando los niños y niñas empiezan a interesarse por el esquema corporal. Se produce durante el segundo año de vida  un avance cualitativo, donde se produce una autonomía motora, el acceso a lo simbólico y la consolidación del lenguaje.

Hay algunas manifestaciones que nos indican que ya tiene la madurez necesaria para lograrlo:

  • Cuando el niño o la niña comienza a permanecer seco en el día, durante dos o tres horas seguidas.
  • Cuando notamos que hace una pausa breve durante el juego para hacer pis. Esto revela que conoce las sensaciones de su cuerpo que posteriormente le indicarán que es hora de hacer pis.
  • El niño y la niña  imita muchas conductas adultas, como cepillarse los dientes o usar un tenedor. Está aprendiendo a vestirse y desvestirse y trata de hacer cosas sin ayuda.
  • Debe ser capaz de permanecer sentado al menos 2 o 3 minutos mientras le hablan o leen.
  • Que sea capaz de prestar atención mientras le contamos un cuento cortito.
  • Que distinga las partes de su cuerpo.
  • Comprender y seguir ciertas normas sencillas como “siéntate”, “tócate la nariz”…
  • Empezar a comprender la ubicación espacio-tiempo, dentro-fuera.
  • Tener equilibrio suficiente para poder sentarse y levantarse solo del orinal.
  • Que el niño sea capaz de expresar verbalmente o con gestos su deseo de hacer pis, o que busque al adulto si se siente manchado.
  • Se siente incómodo con pañales, intenta quitárselos o prefiere estar sin ellos.

Como se puede trabajar en casa

  • Sensibilizar al niño o la niña hacia el tema del control: enseñarle el orinal, explicar para qué sirve, crear también en casa toda esa motivación inicial que explicamos antes.
  • Responder con una actitud positiva, no podemos regañar, ni con palabras ni con gestos. En caso de accidente debemos responder con serenidad y de manera “aséptica”.
  • Tener paciencia y ser asertivos, sin que exista una carga emocional para vosotros y para el niño y la niña..
  • Saber combinar la ternura con la firmeza, con la ternura se actúa con paciencia, cariño y la firmeza requiere una actuación congruente; y ambos son indispensables para arraigar un hábito.
  • No compararlo nunca con otros niños o niñas, ni con los hermanos ni hermanas.
  • El mayor premio es la aprobación y la atención de la familia.
  • Regularidad: Una rutina organizada presenta muchas ventajas durante este periodo. El trabajo con un horario que se ajuste a las necesidades del niño o la niña ayudará a que se alcance el objetivo deseado. Si un niño o niña es impredecible tendremos que buscar algún patrón de conducta (como hacer pis después de la siesta) Por ello la necesidad de establecer rutinas.
  • Debemos tener en cuenta la atención que a esta edad tienen: al igual que empiezan a tener capacidad para concentrarse en usar el orinal, también pueden prestarle gran atención a un rompecabezas, a unas construcciones o a cualquier otro juguete.
  • Una vez que se involucra en una actividad que le gusta, es difícil interrumpirlo y si está haciendo algo que le interesa puede hacerse pis encima sin ni siquiera notarlo. Para el niño o la niña nada tiene tanta importancia como lo que está haciendo en ese momento. Es importante reconocer esto y no culparle por tener “accidentes”. Debemos intentar sentarle en el orinal en momentos en que no esté demasiado entretenido con ninguna actividad.
  • Una vez que le quitemos el pañal, solo debe usarlo para dormir.

Fases del programa de intervención

  • Debemos elegir un orinal de tamaño adecuado para el niño o la niña, es importante que se sienta cómodo. Podemos pegar una pegatina que a él le guste, que la pegue él, para que identifique el orinal como algo suyo.
  • Llevaremos algún muñeco favorito para que lo mire mientras se sienta, también podemos dejar que el muñeco pruebe a sentarse. Podemos contarle lo contenta que se siente la muñeca por poder sentarse en el orinal. Los pequeños aprenden mucho más observando que si les decimos qué deben hacer.
  • Lo sentaremos en el orinal (vestido) unos minutos mientras le leemos un cuento, le cantamos una canción o simplemente le hablamos. Y le explicamos que más adelante podrá usarlo cuando tenga que hacer pis o caca. (Si muestra una resistencia absoluta a sentarse mejor que no insistamos, pues podemos entrar en una lucha de poder. Esperaremos unos días para volver a intentarlo).
  • Después de un tiempo (una semana o más) en que veamos que es capaz de sentarse y aguantar unos minutos sentado, probaremos a sentarlo en un momento en que esté desnudo, p.ej antes del baño. Realizándolo una o dos veces al día durante otra semana. A estas alturas ya se sentirá cómodo con el orinal, como algo que le resulta familiar y que forma parte de su rutina diaria.
  • Entonces podemos empezar a sentarle a intervalos más regulares. Siempre debemos escoger un momento distendido. Los mejores momentos son después de las comidas, a media mañana, justo después de una siesta o antes o después del baño. Cualquiera que sea la hora que elijamos el niño debe sentir que esta actividad es sencilla y placentera, no debemos transformarla en la más excitante o importante del día.
  • Es bueno mantener este plan de horarios regulares para sentarse en el orinal, pero sin ejercer presión. Debemos hacer que esta práctica sea breve y siempre escogiendo un momento en que no esté demasiado concentrado en otra cosa.
  • Podemos elegir los momentos en los que notáis que vuestro hijo o hija hace pis. Si se despierta seco de la siesta o por la mañana, es muy probable que necesite “hacer” pronto. Después de la comida, la sensación de tener el estómago lleno desencadena un reflejo natural que lo puede hacer ir de cuerpo.

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Comentarios

  1. Tras seguir vuestros consejos mi hijo le ha dicho adiós al pañal. Estamos muy contentos , gracias por todo.

    1. Gracias a vosotros por seguir las recomendaciones de nuestro Blog

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