¿Cómo actuar con un niño o una niña mal comedora? Consejos y recomendaciones
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En muchas ocasiones nos planteamos o incluso afirmamos que el pequeño/a es un mal comedor, por lo que comienza la búsqueda de recetas, pautas o consejos que orienten la situación que tanta preocupación genera.
En primer lugar debe de considerarse que el hecho de etiquetar de esta forma puede llegar a predisponer una actitud, incluso conllevar problemas más allá de la propia comida.
¿Por qué se suele emplear este término?
Pues bien, existen múltiples situaciones que conllevan a su uso. Puede darse porque el niño o la niña se distraigan fácilmente a la hora de las comidas, juega con los alimentos, solo quiera comer algunos alimentos y/o rechace la comida frecuentemente. Esto último puede ocurrir en ocasiones de forma aislada por algún motivo que el niño o la niña no sabe reflejar que le pasa, recurriendo a este rechazo como forma de manifestar un enfado, por ejemplo.
También es cierto que los niños y niñas durante su etapa de desarrollo viven momentos en los que puede disminuir su apetito, rechazan ciertos alimentos, texturas o sabores (principalmente nuevos), e incluso el hecho de querer ganar independencia puede condicionar la situación.
¿Qué puede ocurrir cuando empleamos este calificativo?
Puede que lleguemos a aceptar que no consumirá “X” alimento o comida nunca, provocando una disminución de nuestras expectativas que condicionen la oferta de alimentos que realicemos. Condicionando propiamente al “no se lo pongo porque no se lo va a comer”
O por el contrario puede que tomemos actitudes desesperadas en las que obliguemos o castiguemos por no comerlo.
¿Cómo podemos afrontar estas situaciones?
Lo primero que debemos tener en cuenta con los más pequeños es mantener la calma y paciencia.
Si recibimos un comentario de “no tengo hambre” o “no quiero” lo mejor es no insistir continuamente, dejar pasar un poco la situación o indagar (como mucho) por si es debido a un tema ajeno, por ejemplo, porque no se encuentra bien.
En caso de deberse a un enfado, tristeza … puede que acabe aceptando comer, aunque no sea todo, pero esto jugará a favor de probar nuevos alimentos e incluso lo acepten con el tiempo.
Consejos que podemos ofreceros
– Elimina distracciones durante las comidas, evita la presencia de pantallas, juguetes o cualquier objeto que no esté involucrado en la comida.
– No le obligues a comer “X” alimento o cantidad presentada en el plato.
– Si rechaza un alimento o comida ocasionalmente deja un poco de tranquilidad, que exprese por qué no le gusta o no lo quiere. Pero tampoco le ofrezcas inmediatamente otro alimento.
– Involucra al pequeño durante la comida, es un momento para compartir entre todos en la misma mesa.
– Combina alimentos que realmente le gustan con nuevos o pequeñas cantidades de aquellos que rechaza.
– Ofrece de forma atractiva la comida. Varía las presentaciones y técnicas de cocinado, especialmente en aquellos alimentos que menos le gustan.
– Prepara un menú similar para toda la familia. Puedes adaptarlo al pequeño pero sin olvidar que no debemos modificarlo ante una queja, sino él será el que decida que se come.
– Ante nuevos alimentos ofrece pequeñas cantidades, si le gusta y quiere más lo pedirá. Entonces podremos añadir más cantidad al plato.
– Haz que forme parte de tareas sencillas durante la elaboración de las comidas (lavar los alimentos, colocarlos en un plato…)
Por último, mencionar la posibilidad de acudir a un profesional de la nutrición especializado que analice el caso y ofrezca unas recomendaciones específicas a la situación.
Gracias ala colaboración de Jaime Crespo (Nutricionista)
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