¿TU BEBÉ RECHINA LOS DIENTES?

El bruxismo se produce debido a la contracción repetitiva y violenta de los músculos de masticación sin propósitos funcionales, acarreando el rechinamiento de los dientes, y consecuentemente, su desgaste.

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Los niños y niñas suelen presionar para aliviar el dolor.

Es un hábito de desarrollo que disminuye progresivamente al salir las muelas permanentes y dientes incisivos, así que en principio no hace falta ningún tratamiento»,

Las familias pueden observar cuando los hijos o hijas bruxan y ofrecerles mordillos fríos, juguetes de goma o collares de silicona.

Existen dos tipos:

• Céntrico: consiste en apretar los dientes con fuerza y suele producirse tanto durante el día como por la noche.

• Excéntrico: consiste en frotar o hacer rechinar los dientes y suele ocurrir únicamente por la noche, por lo que los niños  y  las no son conscientes del problema.

Entre las causas, se encuentran las de origen psicológico: aquellas alteraciones que pueden provocar tensión o estrés, como la hiperactividad o la ansiedad; y las de origen físico: la aparición de dientes nuevos, una mala posición de los mismos o incluso también se llega a asociar con la presencia de parásitos intestinales, debido a la incomodidad que provocan durante la noche.

En la mayoría de los casos, el bruxismo desaparece espontáneamente con la aparición de los dientes definitivos, sin embargo, existen factores psicológicos y físicos que pueden extender este trastorno incluso cuando tu bebé ya tenga sus dientes finales, en ese caso, o si el dolor es en cabeza, oídos y mandíbula se agudizan, requerirá de un tratamiento.

El tratamiento consiste en la colocación de una plaqueta de plástico que recubre los dientes superiores para que no se desgasten si se aprietan o rechinan. Si el bruxismo no llega a desaparecer debido a una mala mordida, será necesario realizar un tratamiento de ortodoncia.

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